Wednesday, January 02, 2008

Sexo en la trasnoche

Serena Grandi



Como en otras oportunidades, durante enero malba.cine dedica sus trasnoches de jueves, viernes y sábados - partir de las doce en punto- al cine de sexo, revisando diversos films con un toquecito de explícito según el caso. La oportunidad es apropiada para volver a programar las ya legendarias exhibiciones de cine porno mudo con música en vivo, que desde hace años sacuden alegremente nuestra programación nocturna gracias al aporte de la National Sex Chamber Orchestra que coordina el guitarrista Fernando Kabusacki.


Pink Flamingos (EUA, 1972), de John Waters, con Divine, Mink Stole, 106’.
Divine y Mink Stole compiten para merecer el puesto de “La Más Repugnante Persona Viva”. El resultado de ese esfuerzo fue un hito del underground norteamericano que en su reciente reestreno mereció la calificación Sólo para mayores de 17 años, a causa de “un amplio espectro de perversiones mostradas con detalles explícitos” (sic). Ese espectro es realmente amplio e incluye sexo con sacrificio de gallinas, venta de niños, ejercicios anales y degustación de excrementos. Sin embargo, se trata de una comedia.

El Diablo en la señorita Jones (Devil in Miss Jones, EUA, 1973), de Gerard Damiano, c/Georgina Spelvin, Harry Reems, Judith Hamilton, Gerard Damiano. 68’.
Una mujer se suicida y eso la condena al infierno, pero un mediador del más allá se apiada de ella al saberla virgen: “Si hay que ir al Infierno, que sea por un buen motivo”. A lo largo de una hora, Spelvin acumula méritos suficientes para merecer la condenación eterna, hasta llegar a un final que algunos críticos han comparado (seriamente) con Huis Clos de Sartre. Se la considera un hito del género y fue realizada por el mismo responsable de Garganta profunda.

The Rocky Horror Picture Show (Inglaterra, 1975) de Jim Sharman, c/Tim Curry, Susan Sarandon, Barry Bostwick, Richard O’Brien, Jonathan Adams. 100’.
La obra musical de Richard O’Brien, potenciada en el film, tomaba reconocibles lugares comunes del cine de terror para hacer saltar por los aires los arquetípicos de género. Buena parte del éxito de la obra y del film se debieron a la actuación antológica de Tim Curry como el científico bisexual Frank-N-Furter. El tiempo y el público lo transformaron, espontáneamente, en el film de culto más importante de la historia del cine. En Argentina quedó prohibida por la censura y se estrenó sin éxito a fines de los ’80 con el título “Orgía de horror y locura”.

Exhibition
(Francia, 1975) de Jean-François Davy, c/Claudine Beccarie, Benoit Archenoil, Noelle Louvet, Beatrice Harnois. 85’.
Con alguna influencia del cinéma-verite, este film se propone como un retrato documental de la actriz porno Claudine Beccarie y, por extensión, de la industria del cine pornográfico europeo de los ’70. Fue uno de los primeros documentales sobre el tema (si no el primero) y en tal carácter tuvo el raro privilegio de ser programado en el New York Film Festival en 1975, pese a sus muchas escenas de sexo explícito. En Argentina tuvo un oscuro estreno en salas tras la abolición de la censura en 1984.

Flesh Gordon (EUA, 1974), de Michael Benveniste y Howard Ziehm, c/Jasón Williams, Suzanne Fields, Joseph Hudgins, William Dennis Hunt. 72’.

Miranda
(Italia, 1985), de Tinto Brass, c/Serena Grandi, Andrea Occhipinti, Franco Interlenghi, Andy J. Forest, Franco Branciaroli, Malisa Longo. 96’.


Cine porno mudo + música en vivo

Antes de los 60, antes de la industria del porno, el sexo explícito circulaba en el cine en forma de cortometrajes clandestinos, siempre mudos y en blanco y negro, conocidos como stag-movies. La palabra stag designaba a las reuniones exclusivamente masculinas donde estos films se exhibían.
En las stag-movies no hay bellezas neumáticas, artefactos sofisticados ni proezas sobrehumanas. Sus intérpretes tienen aspecto de gente común y representan con entusiasmo fantasías cotidianas, ausentes de la representación convencional. Los elementos narrativos pensados para que el espectador se identifique están dispuestos en estos films con el mismo rigor que en el cine clásico, con la ventaja de que el porno, libre de toda restricción, puede apelar a situaciones ausentes del cine comercial normal.
La muestra consiste en una selección de seis cortometrajes, con un total de 65’ de duración. El evento contará con acompañamiento de música compuesta e interpretada en vivo por la National Film Chamber Orchestra, coordinada por Fernando Kabusacki. En Av. Figueroa Alcorta 3415.

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