"Bancalari ha inventado un mundo entero desde una ciudad llamada Resistencia - escribe James Oles en el texto del prólogo del catálogo- en la provincia del Chaco. Las habitaciones que aparecen en sus dibujos no son lugares reales, ni espacios verdaderos, sino excusas, armazones que protegen los objetos que contienen. Podrían ser los interiores cúbicos de las sencillas casas que aparecen una y otra vez en sus obras, como si tuviéramos que imaginar qué es lo que encontraríamos dentro de esas estructuras: imaginar, claro, porque esas casas carecen de puertas y ventanas que nos darían acceso. Estos cuartos están apenas señalados por unas cuantas líneas - a veces dibujados con precisión, a veces con un trazo errante, intuitivo- y los muros pocas veces muestran esas sombras grisàceas que indican una presencia física, densa, en vez de una idea ligera, efìmera. Son como escenarios en miniatura, o quizás las cajas de un mago donde el artista presenta sus fantasías inventadas: objetos sin dueño, estructuras sin sentido, happenings geológicos y palabras flotantes." ■
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