Wednesday, October 18, 2006

Inauguró el Nuevo Appetite


Bzz, bzz, bzz...



Diva, Daniela Luna y Luciana Lamothe




Gente en el Nuevo Appetite




Paula Zotalis y su raro peinado nuevo




Carlos Amorales y Dani Luna




Chacabuco al 500. Pleno San Telmo, un domingo cerca de las nueve de la noche. "¿Es acá?", preguntó una morocha portadora de grandes ojos oscuros, capaces de empalidecer a la más oscura de las noches. "Sí", respondió un fornido, alto y ancho como una vieja heladera Eslabón de Lujo, con el cabello cortado como un cepillo señaló con el índice derecho un largo pasillo en semi penumbras. Una procesión se encolumnaba detrás de la chica que avanzaba por ese pasillo/garganta de paredes descascaradas hacia una gran boca de sonido y luces. Frente a los presentes, un escenario montado con parlantes, guitarras, teclados, y un efecto doppler que sacudía los sentidos, al punto de desperezarlos de la siesta dominguera. ¡Guau! La usina estaba en marcha. Vértigo y adrenalina envasada en una construcción semiderruída que recuerda a los viejos lofts donde las primeras raves vieron la luz. Damas y caballeros: ¡Bienvenidos al Nuevo Appetite! Calor. Humo. Cuerpos. Sobre una pared a modo de pantalla, un spor proyecta un corto referente al nuevo local que dirige Daniela Luna.
El VJ Lima tira tema tras tema: reggae, cumbiatronic, pop. Algunos cuerpos se mecen como juncos. "Parece bueno", desliza La Chica Modelo Para Ti mirando todo a su alrededor como buscando alguna cara conocida. A su lado, él, un flaco de anteojos cuadrados con una barbita
a sin gracia no contesta. Es más, no despega los labios de la latita de cerveza. Y continúa llegando gente. Da la impresión de estar varado en un aeropuerto. Daniela Luna sonríe. Y su sonrisa refleja la satisfacción de este nuevo emprendimiento. Mauro Herlitzka, presidente de arteBA, aparece de la nada vestido con camisa y pantalón claros y pulover azul en los hombros. Recorre de un extremo al otro el amplio loft. Busca a alguien. No lo encuentra y de golpe, no está más. Se fue. Jill Mulleady baila sola. Más allá, Lara Correa, también. El performer mexicano Carlos Amorales - quien expone en Malba- conversa con Roberto Jacoby. Por allá anda Luciana Lamothe con las manos en los bolsillos de su jean. Pasa la blonda y pequeña Nadine con una botella de cerveza en la mano. "Es para los músicos", explica ante la sedienta demanda de dos pibes. Jorge Porcel Jr. anota números de teléfonos y celulares y correos electrónicos en una de sus libretitas. La artista plástica Diva y su amiga venezolana Shirley Maza "roban" las miradas mientra se contornean con un reggaton. Balancean las cabezas, construyen formas en el aire con sus manos. Seducen, claro.

Viene de Washington. Se llama Sean Mattison y filma "la" noche. "Está todo bien, che", dice en un perfecto español. Filma a estos argentinos despreocupados que bailan, toman cerveza, ríen, gritan, despreocupados. El infierno está encantador. Hay más humo que en una caldera. El Nuevo Appetite se estremece con los primeros acordes de Dick, el demasiado. Él y su banda están arriba del escenario. Luce una camiseta con un esqueleto estampado en un fondo negro. Salta, canta, hace mohines. Tiene carisma. Los flashes de las cámaras de fotos shockean su imagen. Dick, es holandés y vino a la Argentina a conocer las costumbres. Entre ellas, los sonidos de la cumbia. En su repertorio canta cumbia. "Chamuya como una chabón de acá", explica Sergio Lamanna. El demasiado tira energía como uan alcalina, como quien arroja botellas por una ventana. Impactan en el público con fuerza. Paula Zokalis baila en el escenario. Se venda los ojos, saca su lengua y empapa los labios. Su performance incluye un juego de seducción con los espectadores. Más flashes. La noche continúa. El Nuevo Appetite hierve. Y, la banda siguió tocando ■

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