Parecen imposibles las creaciones de Jacques Bedel, que vibran en la sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta. El nombre de la muestra es Ficciones -nombre que recuerda a Jorge Luis Borges- y reúne trabajos de éste arquitecto y artista plástico a lo largo de cuatro décadas. Nacido en 1947, Bedel descifra lenguajes por medio de esculturas que quitan el aliento por su magnificencia; por ejemplo los catorce bustos de Los dueños del mundo (1995) que observan hacia distintos puntos, con gestos adustos, absurdos, tétricos. El concepto religioso puede traducirse con Verbum (1992) una aproximación a los rollos de la Torah diseñados en plomo. Geométricas formas, herméticas performances, dibujos, pinturas y fotografías, imágenes exquisitas, luces y ojos que vigilan, como El Ojo de Dios, una serie de trabajos esféricos intervenidos con espejos. También el Apocalipsis da un paso adelante con Las Ciudades de Plata. Queda una sensación de descomunal vacío. Ese vacío es ocupado con obras de grandes formas que parecen imposibles de crear. Solo basta, Bedel con su energía y fuerza para convertir lo increíble en creíble. Corinne Sacca Abadi es la curadora.
Un libro para un creador
El 17 de noviembre se presentó un libro sobre la trayectoria de Jacque Bedel (Editorial Larivière). El periodista Mario Mactas - uno de los invitados- utilizó una palabra para describir la muestra "descomunal". Además agregó que Bedel "es la plenitud de un gran creativo que llena espacios donde otros no pueden". La artista Marizú Terza dijo que "los trabajos de Bedel son un impulso a la imaginación que sorprenden y asombran por su originalidad y vigencia".
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