En los márgenes de la pintura, más allá de las instituciones del mundo del arte, el dibujo ha constituido históricamente un silencioso laboratorio para la experimentación, donde el artista pone en juego toda su arte (en el doble sentido de hacer jugar y hacer juego), en una búsqueda no teleológica de nuevos medios de expresión. Eximio artífice de la metamorfosis, Thornton -al que hemos visto innúmeras veces reinventarse en la pintura- encuentra en este medio una potencia que lo excede muchas veces como profesional de la plástica, desmultiplicando la organización de su cuerpo pictórico, o poniéndola en suspenso, en una profusión especular de alter-egos en los que el pintor arriesga a desconocerse. En Acuña de Figueroa 1800. La entrada es libre y gratuita ■
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