" A diferencia de la realidad social, por lo general conservadora y lenta en la aceptación de las transformaciones - explica la gacetilla de prensa- el Arte Contemporáneo ha insistido mas tempranamente en las perspectivas renovadoras de la representación de la masculinidad. Parte del Arte del SXX y XXI trajeron a la escena contemporánea una iconografía de la hipermasculinidad en donde la imagen de la virilidad tradicional ha quedado desplazada por visiones performativas de lo masculino. Este Arte de Género muestra imágenes complejas, desplaza los estereotipos y los valores hegemónicos con obras que reflejan aspectos más frágiles y vulnerables de lo masculino. Así varios artistas plasmaron dualidades, temores e inseguridades a los que el hombre contemporáneo se enfrenta, proponiendo obras que generan un discurso crítico sobre la fragmentación de la identidad masculina convencional y recrean una imagen de varón fuera de la heteronorma.Dos artistas del S XX cuestionaron al unísono el papel de la masculinidad hegemónica en la sociedad contemporánea.Se trata del dibujante Tom of Finland y del fotógrafo Robert Mapplethorpe, quienes abordaron la imagen hipermasculina desde la subcultura gay del leather y el SM y en los que Leandro Allochis reconoce un claro vinculo con su obra. “Ambos artistas eligieron para desarrollar sus obras la estética del leather, señala Leandro, ya que esta pone el acento en una fabricación compulsiva de lo masculino y subraya la naturaleza socialmente construida de la masculinidad. El leather es una puesta en escena que se construye desde el exceso, develando el carácter performativo del género, entendido este como ficción cultural.La subcultura gay leather – SM establece una relación paradójica con las representaciones simbólicas y políticas del género. Potencia cuerpos y actitudes masculinos, llevando al extremo el uso del disfraz de cuero, volviendo paródica la construcción de la masculinidad.Vestirse de cuero para verse masculinos es una reinvención artificial, una estrategia que en definitiva pone en cuestión cualquier presunta "naturaleza masculina”.Aunque pueda resultar menos evidente, dice Allochis, el heterosexual participa del mismo proceso. Vestirse de hombre” es algo que se aprende, adoptando códigos dados por un contexto cultural concreto que se repiten y construyen una experiencia subjetiva de lo masculino.Estos códigos y sus prácticas repetitivas no son menos artificiales. Hay un carácter teatral en la construcción de cualquier identidad".
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