El Aleph_Buenos Aires 2007 es la cuarta estación mundial del proyecto El Aleph de Roumagnac, serie de instalaciones de fotografías miniaturas, como de propuestas de ficciones documentales, que ofrece un homenaje a Jorge Luis Borges, autor de un cuento epónimo en el que se inspiró el proyecto entero.
La exposición se define como una tentativa de retrato de “la ciudad” de Buenos Aires. La visión borgeana del “Aleph” infinito, suma de percepciones, experiencias reales e imaginarias, se piensa, en la exhibición, como la representación contemporánea, íntima y documental, de la capital argentina a través de 500 fotografías miniaturas sacadas en una unidad de tiempo corta (un mes) y que se presentarán simultáneamente.
El proyecto de Vincent Roumagnac resulta de un cuádruple enfoque a la realidad: íntimo, ficticio, documental y estético. Las fotografías miniaturas dentro de cajas de cartón, no hacen más que sugerir historias. Son documentos, construcciones perceptivas, composiciones estéticas, a veces elaboradas como imágenes abstractas. Pero no son más que propuestas o sugerencias que cada uno puede interpretar, construir y narrar por sí mismo. El que “lee” estas imágenes se vuelve narrador, y su narración permanece secreta. Así la obra no puede encerrarse en un solo sentido pero sólo existe en la relación con el que la mira y la re-inventa.
La exposición se define como una tentativa de retrato de “la ciudad” de Buenos Aires. La visión borgeana del “Aleph” infinito, suma de percepciones, experiencias reales e imaginarias, se piensa, en la exhibición, como la representación contemporánea, íntima y documental, de la capital argentina a través de 500 fotografías miniaturas sacadas en una unidad de tiempo corta (un mes) y que se presentarán simultáneamente.
El proyecto de Vincent Roumagnac resulta de un cuádruple enfoque a la realidad: íntimo, ficticio, documental y estético. Las fotografías miniaturas dentro de cajas de cartón, no hacen más que sugerir historias. Son documentos, construcciones perceptivas, composiciones estéticas, a veces elaboradas como imágenes abstractas. Pero no son más que propuestas o sugerencias que cada uno puede interpretar, construir y narrar por sí mismo. El que “lee” estas imágenes se vuelve narrador, y su narración permanece secreta. Así la obra no puede encerrarse en un solo sentido pero sólo existe en la relación con el que la mira y la re-inventa.
El 18 de noviembre es el último día para ver esta muestra, en el Centro Cultural Recoleta, Junín 1930 ■
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