San Giorgio al Velabro
Templo de DianaSon algunos de los rincones secretos de Roma. El próximo jueves 25 , a las 19, se inaugurará en el Centro Cultural Borges (Viamonte y San Martín) la muestra "Paseos Romanos", de Silvana Chiozza, pintora argentina radicada en Roma cuya obra propone un recorrido nostálgico por la Ciudad Eterna que rescata lugares ocultos, frecuentados por pocos, ángulos, plazas, monumentos, callecitas que parecen detenidos en el tiempo.
La exposición, auspiciada por el Instituto Italiano de Cultura, está compuesta por 30 óleos de reciente factura en los cuales la artista muestra su notable talento para transcribir imágenes de sitios que se ven vacios, pero que están poblados por la presencias pasadas de aquellos que allí vivieron y trabajaron y que parece circular todavia en una atmósfera irreal.
Un singular recorrido ha llevado Chiozza en el camino de una vocación que venia de lejos. Tenia siete años y ya estudiaba pintura con Batlle Planas y con su abuelo, pintor de marinas de origen genovés amigo de Quinquela, Lacamera y Spilimbergo. Mientras estudiaba medicina, tomó clases de escultura con Aurelio Macchi y de pintura con Francisco Travieso.
En 1987 se trasladó a Roma para especializarse en psiquiatría infantil pero abandonó esa carrera para dedicarse exclusivamente a la pintura. A partir de 1995 realiza numerosas exposiciones en Buenos Aires, Roma, Florencia, Piacenza, Montecarlo, Marsella, Barcelona y hasta en los Emiratos Árabes.
A propósito de las obras que integran esta muestra, escribió el destacado crítico italiano Egidio Eleuteri: "Estas pinturas cuentan una Roma sin tiempo, una Roma Eterna, una Roma que está en la memoria de cada uno de nosotros; intacta, majestuosa cuna del mundo".
Aunque nacida y habiendo vivido por muchos años en Argentina y por lo tanto acostumbrada a otras luces, otros cromatismos y a otras atmósferas, Chiozza logra expresar en estos paseos el color típico y real de los atardeceres y de las ruinas romanas, cosa extremamente difícil para quien no ha nacido y vivido en nuestra ciudad; baste recordar que algunos grandes maestros, como Corot, no lograban expresar tales colores cuando representaban un atardecer o una vista de Roma, y la envolvían con cromatismos eléctricos, duros, diferentes totalmente de la percepción visual que se tiene observandola en la realidad".
Por su parte, el especialista Claudio Arnetoli afirmó: "Silvana ha desarrollado una mirada aguda en una atmósfera soñante, lamiendo las friables visiones venecianas de Turner por un lado y la serena precisión de Corot por el otro. Ha mirado y ha visto lo que había que ver pintando aquello que habia sido ya tantas veces pintado. Mas, lo que llama la atención es su mirada, su modo de ver. La suya es sobre todo una reinvención del punto de vista. Logra transformar en desconocidos lugares desgastados por la mirada de turistas, taxistas, pintores, fotógrafos, y millones de instantaneas fotográficas. Es una operación sutil que los años han refinado. El paisaje ha venido cada vez mas en primer plano y su punto de vista se ha vuelto con el tiempo cada vez menos obligado, obvio, imponiéndose a los lugares y a los horizontes con la necesidad que deriva de su hacer poético". Hasta al 15 de noviembre ■
La exposición, auspiciada por el Instituto Italiano de Cultura, está compuesta por 30 óleos de reciente factura en los cuales la artista muestra su notable talento para transcribir imágenes de sitios que se ven vacios, pero que están poblados por la presencias pasadas de aquellos que allí vivieron y trabajaron y que parece circular todavia en una atmósfera irreal.
Un singular recorrido ha llevado Chiozza en el camino de una vocación que venia de lejos. Tenia siete años y ya estudiaba pintura con Batlle Planas y con su abuelo, pintor de marinas de origen genovés amigo de Quinquela, Lacamera y Spilimbergo. Mientras estudiaba medicina, tomó clases de escultura con Aurelio Macchi y de pintura con Francisco Travieso.
En 1987 se trasladó a Roma para especializarse en psiquiatría infantil pero abandonó esa carrera para dedicarse exclusivamente a la pintura. A partir de 1995 realiza numerosas exposiciones en Buenos Aires, Roma, Florencia, Piacenza, Montecarlo, Marsella, Barcelona y hasta en los Emiratos Árabes.
A propósito de las obras que integran esta muestra, escribió el destacado crítico italiano Egidio Eleuteri: "Estas pinturas cuentan una Roma sin tiempo, una Roma Eterna, una Roma que está en la memoria de cada uno de nosotros; intacta, majestuosa cuna del mundo".
Aunque nacida y habiendo vivido por muchos años en Argentina y por lo tanto acostumbrada a otras luces, otros cromatismos y a otras atmósferas, Chiozza logra expresar en estos paseos el color típico y real de los atardeceres y de las ruinas romanas, cosa extremamente difícil para quien no ha nacido y vivido en nuestra ciudad; baste recordar que algunos grandes maestros, como Corot, no lograban expresar tales colores cuando representaban un atardecer o una vista de Roma, y la envolvían con cromatismos eléctricos, duros, diferentes totalmente de la percepción visual que se tiene observandola en la realidad".
Por su parte, el especialista Claudio Arnetoli afirmó: "Silvana ha desarrollado una mirada aguda en una atmósfera soñante, lamiendo las friables visiones venecianas de Turner por un lado y la serena precisión de Corot por el otro. Ha mirado y ha visto lo que había que ver pintando aquello que habia sido ya tantas veces pintado. Mas, lo que llama la atención es su mirada, su modo de ver. La suya es sobre todo una reinvención del punto de vista. Logra transformar en desconocidos lugares desgastados por la mirada de turistas, taxistas, pintores, fotógrafos, y millones de instantaneas fotográficas. Es una operación sutil que los años han refinado. El paisaje ha venido cada vez mas en primer plano y su punto de vista se ha vuelto con el tiempo cada vez menos obligado, obvio, imponiéndose a los lugares y a los horizontes con la necesidad que deriva de su hacer poético". Hasta al 15 de noviembre ■
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