El martes 19 de junio, a las 19, en Cerrito 1522 se presentará una nueva exposición de Stephen Robert Koek Koek, con obras inéditas.
Descendiente de una dinastía de destacados pintores holandeses que se remonta al Siglo XVIII, nace en Londres el 15 de octubre de 1887.
A los 14 años Stephen empieza a pintar como aficionado. En 1909, al morir su padre, vende todos los bienes y viaja a Perú, donde vivía su cuñado. Cuatro años después viaja a Chile y se instala en Valparaíso, donde traba amistad con el poeta colombiano Jorge Escobar Uribe (1886 – 1918), conocido por su seudónimo de Claudio Alas. Comienza a pintar profesionalmente motivado por los compradores de pintura que había en Valparaíso.
Instalado en Mendoza, en 1915 realiza una exposición de sus obras, en las que incluye paisajes de Holanda y de la Cordillera de los Andes. Se casa con Nella Azzoni, hermana del destacado pintor mendocino Roberto Azzoni y nace su hijo que es bautizado Bernardo Winkfield Koek Koek.
Realiza su primer muestra en galería Witcomb en 1916 donde presentó 40 obras con los temas que lo acompañaron a lo largo de toda su trayectoria: marinas, vistas del riachuelo, calles solitarias, sus primeros paisajes porteños, muelles de Londres y puertos holandeses.
El clima y el color de sus obras de este período, nos traen reminiscencias de la pintura de la Escuela de La Haya. En 1918 lo encontramos viviendo en Banfield junto a su amigo Claudio Alas, quien se suicida en la casa del artista con un tiro de pistola. Koek Koek entra en una profunda depresión, volcándose a la bebida y al consumo de cocaína.
Un amanecer de 1926, en Plaza Lavalle es detenido por la policía, en estado de intoxicación. Es internado en el Hospicio de las Mercedes (hoy Hospital Borda), donde inmediatamente gana la simpatía de todos: médicos, enfermeros e internados. Lo autorizan a pintar, su amigo y marchand Carlos Orero le lleva los materiales. La mayoría de las obras pintadas después de su internación están realizadas sobre tablas, producto de la destrucción de distintos muebles de los hoteles y pensiones que abandonaba sin pagar las cuentas pendientes. Su pintura se orienta hacia un marcado expresionismo, caracterizado por la materia espesa y los contrastes cromáticos cada vez más violentos. Pintura espontánea, sin dibujo previo, ni retoques posteriores son las características de sus obras de este período, como sus maravillosas procesiones, cardenales e iglesias que están cargadas de un gran misticismo.
A los 14 años Stephen empieza a pintar como aficionado. En 1909, al morir su padre, vende todos los bienes y viaja a Perú, donde vivía su cuñado. Cuatro años después viaja a Chile y se instala en Valparaíso, donde traba amistad con el poeta colombiano Jorge Escobar Uribe (1886 – 1918), conocido por su seudónimo de Claudio Alas. Comienza a pintar profesionalmente motivado por los compradores de pintura que había en Valparaíso.
Instalado en Mendoza, en 1915 realiza una exposición de sus obras, en las que incluye paisajes de Holanda y de la Cordillera de los Andes. Se casa con Nella Azzoni, hermana del destacado pintor mendocino Roberto Azzoni y nace su hijo que es bautizado Bernardo Winkfield Koek Koek.
Realiza su primer muestra en galería Witcomb en 1916 donde presentó 40 obras con los temas que lo acompañaron a lo largo de toda su trayectoria: marinas, vistas del riachuelo, calles solitarias, sus primeros paisajes porteños, muelles de Londres y puertos holandeses.
El clima y el color de sus obras de este período, nos traen reminiscencias de la pintura de la Escuela de La Haya. En 1918 lo encontramos viviendo en Banfield junto a su amigo Claudio Alas, quien se suicida en la casa del artista con un tiro de pistola. Koek Koek entra en una profunda depresión, volcándose a la bebida y al consumo de cocaína.
Un amanecer de 1926, en Plaza Lavalle es detenido por la policía, en estado de intoxicación. Es internado en el Hospicio de las Mercedes (hoy Hospital Borda), donde inmediatamente gana la simpatía de todos: médicos, enfermeros e internados. Lo autorizan a pintar, su amigo y marchand Carlos Orero le lleva los materiales. La mayoría de las obras pintadas después de su internación están realizadas sobre tablas, producto de la destrucción de distintos muebles de los hoteles y pensiones que abandonaba sin pagar las cuentas pendientes. Su pintura se orienta hacia un marcado expresionismo, caracterizado por la materia espesa y los contrastes cromáticos cada vez más violentos. Pintura espontánea, sin dibujo previo, ni retoques posteriores son las características de sus obras de este período, como sus maravillosas procesiones, cardenales e iglesias que están cargadas de un gran misticismo.
La entrada es libre y gratuita, de lunes a viernes de 11 a 21 sábados de 10 a 13 ■
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