Collage de mi mismo
El pensamiento estético de Luis Felipe Noé es un extraño y vistoso laberinto donde la fuerza visual, el dominio cromático, esos ires y venires del trazo crean aquello imposible de crear por otros artistas. Chasqueo de dedos, con un pase mágico, entre la idea y la tela, energía que derrama su prístina visión y por ende, tutea el tiempo en sílabas arrojadas como porciones de formas. Su muestra ¿Qué? suena a preguta incisiva. Ingresa como un aguja caliente en la mente; pero también coquetea con el inconsciente de quien observa sus obras. Yuyo Noé interroga en un montón de respuestas infinitas. Qué forma. Qué color. Qué trazo. ¿Qué son esas preguntas en medio de la estética de estas obras? Vemos hombrecitos que el tiempo los desgaste, rocambolescas miradas extraviadas en fugaces nubes cromáticas, que Noé vuelca en una catarsis de colores . Son olas de formas, de sutiles trazos. Es Noé. Y dá gusto internarse en esos vericuetos de su sensiblería plástica ■
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