Heredero de otro gran escultor, como Henry Moore, el inglés Tony Cragg llegó a Buenos Aires, por primera vez con un sólido cargamento artístico: una veintena de esculturas donde explora hasta el límite las posibilidades de los distintos materiales con que están realizados. Plásticos, gomas, vidrios, maderas, aluminio,ceras, kevlar, mármoles o restos de objetos cotidianos son parte del amplio repertorio de formas escultóricas de Cragg.
La noche del 31 de octubre el Centro Cultural Recoleta (Junín 1930) cobijó a numerosos invitados que se acercaron para apreciar los trabajos de un gran creador. Por inciciativa del galerista Daniel Abate, el público argentino podrá disfrutar de estas piezas hasta el 3 de diciembre. La inauguración quedó oficialmente abierta luego de unas breves palabras del jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Telerman, y su ministra de Cultura, Silvia Fajre; dando vueltas por la sala Cronopios, lugar de exposición de las obras, estaban los los artistas plásticos Marta Minujín, Rogelio Polesello, Cristina Piceda, Josefina Robirosa y Karina El Azem; el ex jefe de gobierno de la ciudad Enrique Olivera; Felisa y Miguel Blaquier y sus hijas, y el organizador de la muestra, el propio Abate, entre otras personalidades ■
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